Puerta grande para Rubén Pinar en la sexta fallera.

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Valencia. Viernes 13 de Marzo. Media entrada. Sexta de fallas. Seis toros de Peñajara, serios de presentación y de desigual comportamiento. Destacaron el tercero que fue noble y con clase por ambos pitones y el sexto manejable, aunque lo cuajó el torero. Salvador Vega, vuelta tras aviso y silencio. Luis Bolívar, silencio tras dos avisos. Rubén Pinar, oreja y oreja. El manchego Rubén Pinar salió a hombros por la puerta grande. Se desmonteraron Alberto Martínez y Miguel Ángel García en el tercero de la tarde.

Valencia (Esp.)
.- Al final h
ubo triunfo de puerta grande en la sexta de abono, si bien la puerta grande -propiamente dicha- no se abrió por atascarse su gozne. Sí, han leído bien. Esperpéntico y ridículo el que ha hecho la plaza valenciana con este episodio anecdótico que tuvo que ver cómo el triunfador de este festejo, salía por una puerta ordinaria del coso a hombros.

Sonrojante anécdota al margen, de la que hay que tomar nota para que no vuelva a ocurrir, lo cierto es que en este festejo, el albaceteño Rubén Pinar ha dado un paso al frente en la temporada española, tras firmar una actuación -en conjunto- muy seria, decidida, solvente, compacta y entregada. A tal triunfo colaboró el tercero de la tarde y ayudó, después de convencerlo el diestro, el que cerraba plaza. Con este tercero con clase, nobleza, justeza de fuerzas pero buen recorrido sobre todo por el pitón derecho, Pinar compuso un trasteo medido, en el que se vio cómo el torero goza de una gran claridad de ideas delante de la cara del toro. La mayor virtud del torero durante esta lidia, fue quizás, la paciencia que tuvo para ir poco a poco haciendo la embestida y enseñándole a acometer a la res. Así, con firmeza y Fe en sí mismo, fue hilvanando un trasteo completo por ambos pitones si bien lo mejor vino en el toreo en redondo. Tempo en las entradas y salidas de la cara del animal, distancia para lucirlo y dejarlo reponerse del esfuerzo, además sitio, a la vez que ritmo y dominio en el cite, fueron también las claves de esta faena, que siempre cuidando del animal en la media altura fue, poco a poco, calando en el público. No hubo ni un enganchón en el trasteo y tan solo bajó de intensidad la faena en el toreo al natural. El buen cierre con manoletinas incluidas hizo el resto, para lograr un trofeo que podrían haber sido dos, si no llega a fallar con el estoque.

Pero donde terminó de convencer a todos fue con el que cerró plaza. De otra condición bien diferente al tercero, Rubén Pinar se empeñó en salir a hombros y con arrojo, listeza, paciencia de nuevo y clarividencia fue dándole al toro lo que necesitaba en cada instante. Toro que embistió con la cara a media altura y con la raza justa, y al que Pinar logró cuajar otra faena importante cimentada sobre la base de la técnica y el sitio. Creció como torero a medida que pasaba el tiempo delante de la cara del toro y con él creció la importancia de un trasteo que fue de menos a más hasta culminar en el corte de otra oreja y la puerta grande de Valencia en su esportón.


Abrió cartel el malagueño Salvador Vega que dio una vuelta al ruedo tras matar al primero del festejo. No tuvo una tarde vistosa y por ello pasó por las fallas dejando una extraña sensación que no terminó de convencer a nadie. Con este toro noble y flojo que acabó parado, embistiendo con sosería y sin transmisión, fundamentó una faena larga, de mucho pase pero poco contenido. De igual modo que le ocurrió con el cuarto al que, sin tener maldad en su embestida, le intentó cuajar faena donde no la hubo. Embestidas con la cara a media altura, arrancada corta, y medio pase junto al desarme en el final del trasteo, dan una buena medida de lo que fue su actuación.


Completó el cartel el colombiano Luis Bolívar. Llegaba a Valencia con una gran temporada americana en su esportón, pero muy poco se pudo vislumbrar de aquellos triunfos cantados en este invierno taurino español. Con su primero, flojo, justo de raza y casta, el diestro no estuvo claro de ideas. Cierto es que con una res así, el lucimiento resultó complicado y por ello optó por el toreo fácil, de línea recta, desplazamiento de la embestida y poco fondo, pero se le debería haber visto otra actitud bien diferente ante un toro que no se comió a nadie. Y con el quinto, toro de embestida templada con calidad y buen son, sí que se le vio más convencido en busca del triunfo. Si no llega a fallar con el estoque, podría haber cortado una oreja justa, pero ese fallo y los dos avisos dieron al traste con una faena mucho más maciza, argumentada y torera que la anterior. Quizás si no llegó más al tendido el trasteo fue por la sosería del animal.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís