La Diputación de Valencia proclama oficialmente triunfador de la feria de fallas 2009 al diestro valenciano Enrique Ponce.

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Valencia (Esp.).- El jurado de la Diputación de Valencia presidido por el diputado de Asuntos Taurinos, Isidro Prieto, ha concedido a Enrique Ponce el máximo trofeo de la Feria de Fallas 2009 como triunfador del ciclo.

Reunidos esta mañana los componentes del jurado de esta institución, han decidido otorgar sus galardones del siguiente modo:

- Trofeo de la Diputación de Valencia al diestro triunfador de la Feria: Enrique Ponce.
- Trofeo “Manuel Granero” a la mejor faena de matador de toros: José Tomás.
- Trofeo “Manolo Martínez” a la mejor estocada: Sebastián Castella.
- Trofeo “Jaime Marco El Choni” al mejor toreo de capa de matador de toros: Rubén Pinar.
- Trofeo “Vicente Zabala” a la mejor ganadería: Peñajara.
- Mejor Toro de la feria: “Utrerito” de la ganadería de Núñez del Cuvillo.
- Trofeo al novillero triunfador de la Feria: Pedro Marín.
- Trofeo “Julio Aparicio” al mejor toreo de capa de novillero: Desierto.
- Trofeo al mejor novillo de la Feria de Fallas: “Dédalo” de la ganadería de Garcigrande.
- Trofeo “Blanquet” al mejor banderillero en la mejor brega: Alberto Martínez
- Trofeo “Paco Honrubia” al mejor banderillero en el mejor par: Alberto Martínez.
- Trofeo “Manolo Montoliu” al mejor picador: Antonio Saavedra.

El jurado ha estado formado por diecisiete miembros: José Luis Benlloch, Vicente Sobrino, Francisco Picó, Pedro J. Cáceres, María Irene Beneyto, Francisco Brines, Vicente Igual, Jaime Marco “El Choni”, Francisco Puchol, Vicente Ruiz ”El Soro”, Miguel Tatay, Joaquín Soler, Emili Gregori, Eduardo Altarriba, Francisco Tarazona, Rafael Roca, Vicente Garrido, Juan Martínez y José Luis Villanueva.

La entrega de Trofeos Taurinos de la Diputación de Valencia correspondientes a las Ferias de Fallas y Julio de 2007 y 2008 se realizará el próximo viernes 27 de marzo a las 19 horas en el Salón de Actos del MUVIM.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Enrique Ponce abre la puerta grande tras una faena de magisterio al quinto.

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Valencia. Jueves 19 de Marzo. Decimotercera de fallas. Casi lleno.

Seis astados de Garcigrande, desiguales de presentación en líneas generales. Encastados en mayor o menor grado con clase y nobleza en conjunto. El primero, bravo a más; el segundo, noble y con clase; el tercero fue reservón pero de embestida emocionante, codiciosa y repetidora cuando entraba en la muleta; el cuarto, el más parado; el quinto, exigente y encastado de los que había que poderle y el sexto también problemático.

Luis Francisco Esplá, silencio tras aviso y saludos.
Enrique Ponce, saludos tras aviso y dos orejas tras aviso.
Vicente Barrera, saludos tras aviso y palmas.

El alicantino Luis Francisco Esplá se despidió de la afición valenciana y brindó su último toro en esta tierra al torero de plata Domingo Navarro. También destacó el banderillero Paco Peña en el tercero de la tarde tras parear de manera muy efectiva.

Valencia (Esp.).- No se le escapó el triunfo a Enrique Ponce en una tarde en la que había que dejar a las claras quien es, uno de los mejores toreros de la historia. Le hacía falta a Ponce un triunfo sin fisuras, rotundo, contundente y casi sin discusión en estas fallas, y lo hizo ante su público y ante José Tomás que estaba entre el respetable siguiendo la tarde. Y para ello, para ver la respuesta enrazada de una figura del toreo hizo falta que saliese el toro complicado que pone en jaque la clarividencia del de Chiva y le obliga a crecerse ante la adversidad peleándose como un jabato a sangre y fuego con el Garcigrande.

Faena al quinto de la tarde de las muy importantes, sólo al alcance de los toreros importantes y poderosos, necesarias para dar un paso más en la carrera de un hombre que lo tiene todo, pero al que se le exige cada día más y que hoy tuvo la oportunidad de marcar de nuevo su territorio en el toreo. El toro de Garcigrande fue complicado, de los comprometidos, al que había que hacerle las cosas muy bien para que no ganase la pelea. Lo entendió así Enrique y planteó una sabia faena en la que poco a poco le pudo al animal hasta cuajar un trasteo poderoso, entregado, fibroso, enrazado y magistral. Los doblones de comienzo demostrando a la res quien mandaba en la faena y fueron clave para ir desengañando y pudiéndole al toro hasta encelarlo y dominarlo. Y a partir de ahí, templadas series, ganándole la acción al toro para forzar su repetición a la vez que el animal se atemperaba. La explosión del torero de Chiva vino con varias series en redondo en las que metiéndose con el toro, encajada la planta, sometiéndolo mucho y dejándole los engaños muy puestos, logró poner la plaza boca abajo. Se desbordó la pasión aclamando la faena con un cierre en las tablas poderoso y portentoso, que remató con una estocada caída que no fue motivo para no pasear las dos orejas.

Antes, con el noble segundo de la tarde no se le vio igual. Por encima el toro de Garcigrande, Ponce estuvo eléctrico en su actuación. Nunca terminó de tomarle el aire a la res por lo que siempre cuajó pases en la media altura y media distancia hecho que ocasionó que la faena no terminara de alcanzar la profundidad ni la plasticidad que se esperaba. Trasteo desigual, largo en duración y un tanto a contraestilo, según nos tiene acostumbrado Ponce, que pasó sin pena ni gloria.


Por su parte, el alicantino Luis Francisco Esplá tuvo en sus manos el toro más completo de la tarde, el primero. Un astado con clase, nobleza, codicia, repetidor en las telas y bueno, que no fue entendido por el veterano diestro. Tal es así, que le vimos el segundo tercio de banderillas más desajustado de estos últimos años, sin precisión en la reunión, en la colocación del par ni en su ejecución. El de Garcigrande fue un toro que sirvió con creces para hacer el buen toreo, pero Esplá no estuvo a su altura. Ligerito, superficial, embarullado, sin darle un hilo argumental a la faena, perdió la opción de cuajar una gran obra a su estilo. Después, con el cuarto, tampoco pudo hacer mucho, salvo salvar los muebles con un segundo tercio más ajustado e importante a la par que efectivo. Brindó la muerte del último toro lidiado en Valencia, al subalterno Domingo Navarro, y tras el detalle una nueva faena en la que equivocó las distancias en el cite y a la que le faltó nervio, entrega, pasión, ajuste en los pases y torería. No fue la tarde de Esplá, que se despidió con luces y sombras de Valencia.

Y quien tampoco tuvo su tarde y se le vio francamente a la deriva fue a Vicente Barrera. Respuesta de pundonor y valentía ante el complicado sexto de la tarde, la que tuvo el valenciano, con todo a la contra y sabiendo que Enrique Ponce le había ganado una vez más la partida en Valencia. Pero no pudo triunfar en la única actuación en su tierra. Se lidió mal este garcigrande que cerraba feria y por llegó al último tercio con muchas complicaciones por ambos pitones, hasta el punto de intentar echarse a los lomos al diestro. Trasteo de lucha sin efectividad ni a penas lucimiento, en la que al final, toro y torero, quedaron prácticamente, en tablas. Y en el tercero, tampoco se le vio mucho más claro que en el sexto. Astado con acusada querencia a tablas su comportamiento fue desigual, un tanto reservón en el último tercio pero al que si se le sometía y se le mandaba en la embestida, podría haber servido para un gran e importante triunfo. El toro tuvo cinco o seis tandas de cinco o seis arrancadas cada una, emocionantes. Lo suficiente para una faena compacta, entregada, poderosa, llena de valor y torería. Pero Barrera no acertó o no quiso ver y se limitó a esperar la arrancada de la res y a acompañarla componiendo la figura en cada pase como pudo. Una lástima este garcigrande porque entiendo que era de triunfo serio y a Barrera en esta ocasión se le escapó. Saludos cariñosos desde el tercio igualmente que en el sexto.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

La nueva Asociación de Jóvenes Empresarios Taurinos (ASOJET) se presenta en Valencia .

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Este mediodía, en el Casal Taurino de la Diputación de Valencia, la nueva Asociación de Jóvenes Empresario Taurinos (ASOJET) ha sido presentada al mundo del toro. Esta nueva asociación, presidida por el empresario taurino Rubén Espinosa, ha estado respaldada en su puesta de largo por el Diputado de Asuntos Taurinos de la Diputación de Valencia, Isidro Prieto, de igual modo que también ha asistido el Director de la Escuela Taurina de Valencia, Manuel Carrión y un nutrido grupo de aficionados, prensa y gente del toro.

Según ha comentado el presidente de ASOJET, Rubén Espinosa “esta asociación nace con la intención de convertirse en un foro de unión y de intercambio de opiniones entre empresarios taurinos, ya que es obvio que existe una nueva generación de empresarios jóvenes que estamos dispuestos a demostrar nuestra alta vinculación con la profesión empresarial taurina. Estamos preocupados por desarrollar un camino muy largo e interesante que le queda por recorrer a la Fiesta en este siglo XXI y además, nos sentimos capacitados para comenzar a recorrerlo, liderar esta iniciativa y conseguir con ello, una mejor interacción entre los distintos estamentos de la Fiesta”.

La asociación ha fundamentado su creación en la necesidad de velar también, por el prestigio y dignificación del empresariado taurino así como, según apunta Rubén Espinosa “fomentar y activar el dialogo con las Administraciones titulares de las Plazas de Toros en pro de una cooperación, asesoramiento técnico y apoyo en la elaboración de Pliegos de Explotación, sobre todo en aspectos vinculados a la fijación de criterios de adjudicación de plazas, acordes con la sostenibilidad de cada coso y la propia viabilidad del espectáculo taurino”.

Concienciados con la necesidad de mejorar los pilares fundamentales de la Fiesta, desarrollarán estudios económicos sobre los costes mínimos de cada tipo de festejo conforme a las categorías de las plazas, para así adecuar el espectáculo al público en general, conciliando los intereses de todas las partes implicadas en la Fiesta, su oferta y su demanda, con el objetivo de velar por un futuro mejor de la Fiesta. Uno de los puntos básicos de actuación de ASOJET será también la de denunciar públicamente aquellas situaciones en las que los criterios de adjudicación de las plazas de toros contravengan la lógica de la gestión del coso en cuestión y la viabilidad económica de cada uno de los proyectos empresariales, defendiendo de este modo que el acceso de los empresarios a este tipo de adjudicaciones sea, normalmente, para aquellas empresas conocedores de todos los aspectos que conforman la Fiesta.

Rubén Espinosa también ha comentado a este medio que “se quiere trabajar desde ASOJET para lograr una conceptualización del toreo definitiva, de tal modo que se identifique el toreo como un hecho cultural y artístico, que quede ubicado en la Administración, conforme a la nueva catalogación legal. También se pretende así lograr centralizar la gestión de la Fiesta desde los departamentos administrativos estatales y autonómicos de cultura”. Espinosa además matiza “en este momento en el que la Fiesta esta resultando cuestionada por una parte de la sociedad, hay que defender el toreo en base a nuestros derechos constitucionales y a las competencias del Estado en relación con la protección y garantía del Patrimonio Artístico y Cultural Español”.

La junta directiva de ASOJET esta compuesta de los siguientes miembros:

Presidente: Rubén Espinosa; Vicepresidente: Jorge Arellano; Vocales: Ángel Bernal, Pedro Chicote, Ignacio Lloret, Ignacio Matilla, Víctor Manuel Zabala y Carlos Zúñiga.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Valencia (11ª de fallas): Solitaria oreja de Julio Aparicio en una tarde marcada por la invalidez, descastamiento y falta de raza de los toros.

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Valencia. Miércoles 18 de Marzo. Décimo primera de Fallas. Más de tres cuartos de plaza. Se lidiaron seis toros de la La Palmosilla (1º como sobrero), bien presentados. Encierro sin fuerzas, bajo de casta y raza del que sólo destacó el cuarto de la tarde. El que abrió plaza totalmente inválido.

Julio Aparicio
, silencio y oreja.

Alejandro Talavante, saludos tras aviso y saludos.
Daniel Luque
, silencio en ambos.


Valencia (Esp.).- La peor tarde de lo que llevamos de feria fue la décimo primera de fallas, a pesar de la oreja que cortó Julio Aparicio después de hilvanar una meritoria y artística faena al cuarto toro de la tarde. Los astados de La Palmosilla de ascendencia Juan Pedro Domecq y Núñez del Cuvillo fueron todo un despropósito de toros flojos, descastados, desclasados, impropios de lo que se denomina un toro bravo. Sólo el cuarto medio-sirvió para el matador, que tuvo que dosificar la faena y el poder con su muleta, para que le durase el toro durante toda la faena.

Precisamente fue ante este cuarto del festejo con el que el sevillano Julio Aparicio logró cortar un meritorio trofeo después de cuajar una faena sentida y llena de momentos con duende, arte y arrebato. El veterano diestro que regresaba a Valencia, una tierra muy querida por él y su familia, lo que suponía para él mayor responsabilidad. Pero respondió con su arte, y con el toro manejable y noble que le correspondió, fue cuajando pases de enjundia y sabor a toreo viejo. Chispazos de arte, de poesía torera y sobre todo, detalles de cambios de mano, naturales profundos y en redondo vistosos, trincherazos que alcanzaron el mayor instante de lucimiento cuando con temple, Aparicio les bajo la mano con suavidad, la justa, para que aguantaran su toreo. Intensa faena a ráfagas, que llegó al tendido, y que tras una media estocada le valió un trofeo importante por el marco y la feria en la que se logra. Con el flojo bis que abría plaza no pudo hacer nada. Intentó justificarse pero cuando vio que nada podía hacer, abrevió y a otra cosa.

Talavante tampoco tuvo excesiva suerte con el lote sorteado. Flojos, justo de raza y de casta, hilvanó dos trasteos similares en los que estuvo excesivamente frío, técnico y falto de emotividad. Con el segundo de la tarde realizó una faena voluntariosa, de largo metraje que no llegó nunca a prender en los tendidos con total rotundidad. Se le silenció la labor. Y en el quinto buscó al menos puntuar en Valencia con una faena también en su línea taurómaca, pero muy lejos del Talavante que impactó en este mismo ruedo hace ahora dos años. Faena de menos a más en la que en las primeras series ligó en redondo con su concepto vertical y estático del toreo y así, creció su trasteo en emotividad cuando se metió entre los pitones, aguantando las paradas del toro. Saludó al acabar su labor.

Tampoco tuvo suerte el debutante en Valencia, Daniel Luque. Con un lote de toros flojos, deslucidos y de nulo lucimiento, Luque solo pudo estar dispuesto, animoso, serio y responsabilizado. Intento honestamente cuajar labor a ambos astados pero fue toda una odisea y hubiese sido un milagro alzarse con un triunfo rotundo ante semejante encierro de La Palmosilla. Para el recuerdo queda su buen toreo a la verónica en el tercero. Una auténtica pena lo del ganado de hoy que tendría que derivar en una seria reflexión sobre los hierros que se anuncian en una feria como la de fallas en Valencia.


Texto: Alfonso Sanfelíu

Imágenes: Paco Ferrís

Valencia (10ª de fallas): Oreja para El Cordobés, Rivera Ordóñez y Jiménez en una tarde fallera amable y festiva.

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Valencia. Martes 17 de Marzo. Décima de Fallas. Lleno. Tiempo soleado con brisa.

Se lidiaron dos toros de González Sánchez Dalp (1º y 2º); uno de Jarrama (3º) y tres de Manolo González (4º, 5º y 6º), desiguales de presentación siendo algunos de ellos justos de trapío. Nobles, con clase y buen son en la muleta, resultaron en líneas generales manejables aunque justos de también de raza.


El Cordobés, silencio tras
aviso y oreja tras aviso
Rivera Ordóñez, saludos y oreja con petición de la segunda
César Jiménez, saludos tras aviso y oreja tras aviso


Valencia (Esp.).- Oreja por coleta, todos contentos y la sensación final de haber visto una corrida de toros notable de Manolo González que no fue más aprovechada y mejor lucida, quizás por las manos en las que cayó. Tres orejas tres, que premiaron la animosidad de los tres espadas quienes defendieron sus tauromaquias respectivas haciendo las delicias de un público que asistió al festejo fallero, con el único objetivo de pasar una agradable tarde de toros.

El más mediático de todos, Francisco Rivera Ordóñez logró cortar uno de esos trofeos al quinto de la tarde después de una lidia arrestosa, llena de voluntad, esfuerzo y en alguna ocasión pases lucidos. Con una res a la que se le castigó poco pero que quizás por ello sirvió más para el espectáculo, Rivera Ordóñez protagonizó un segundo tercio de banderillas lleno de ilusión, emotividad y sincera entrega ante un público que lo adora Después, con la muleta intentó el lucimiento por ambos pitones, con pases animosos, alegres, del gusto del público congregado, que tras una estocada le valió la oreja. Con su primero, más deslucido y paradote pero con calidad cuando se desplazaba, firmó un trasteo festivo en los que en alguna ocasión también vimos pases lucidos. La colocación de la espada, un tanto caída, le privó de otra posible oreja.

Por su parte, El Cordobés sacó toda la artillería taurómaca propia y también logró, con esfuerzo, la oreja del cuarto de la tarde. Faena de muleta a media altura, dando tiempo al toro a reponerse del esfuerzo de la lidia y con tempo para hilvanar pases, que agradaron al entregado público. Guiños al respetable y con la plaza finalmente un tanto dividida, cuajó una faena valiente en la cual se arrimó como un león en el final de la misma. Oreja a pesar de la colocación de la espada. Con el que abrió la tarde, noble y repetidor en los primeros compases pero flojo, planteó un trasteo cimentado sobre la técnica bien entendida que posteriormente dio paso a su tauromaquia particular. Lo mejor, varias tandas sobre la diestra, ejecutadas con ligazón y temple.

Completó el cartel el madrileño César Jiménez, a quien no se le vio tan pletórico como en otras ocasiones en este mismo ruedo. Con su primero comenzó poderoso, y con paciencia y temple, fue poco a poco creando una faena en la que le dio sitio y tiempo a la res, hilvanando series sobre la mano diestra estimables. Lo más destacado vino al natural, dejando bellos muletazos pero sin ligazón por la falta de continuidad del animal. Y con el que cerró plaza, de raza justa pero nobleza y clase, Jiménez puso voluntad y dejó momentos sueltos en una faena a la que faltó más alma. Fue premiado con una oreja. Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia: El novillero Antonio Hernández ha recibido el alta médica tras el grave percance sufrido en la segunda novillada fallera.

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El valenciano Antonio Hernández ha recibido hoy lunes el alta médica, después de haber estado hospitalizado una semana, como consecuencia del grave percance sufrido en Valencia el pasado martes 10 de marzo en la segunda novillada del abono fallero. Una cornada de 25 centímetros con tres trayectorias.

Valencia (Esp.).- El Dr. Cristóbal Zaragozá, Cirujano Jefe de la Plaza de Toros de Valencia, ha comentado a este medio que a lo largo del día de hoy "hemos dado el alta médica al novillero Antonio Hernández después de la evolución favorable que ha tenido durante estos días la cornada de la que fue intervenido en la enfermería de la plaza el pasado martes 10 de marzo. A partir de ahora y salvo complicaciones, el plazo mínimo estimado para su completo restablecimiento es el de unos 20 días aproximadamente, continuando su recuperación en su domicilio".


Tal y como se ha venido contando desde este medio a lo largo de estos días, Antonio Hernández resultó corneado el pasado martes por un novillo de Torres Gallego infiriéndole una cornada de 25 centímetros en cara antero-interna del tercio medio del muslo derecho con hemorragia, activa profusa venosa y tres trayectorias calificada por los facultativos como de “muy grave”.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

Valencia (9ª de abono): Puerta grande para Enrique Ponce y oreja de Ley para Cayetano.

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Valencia. Lunes 16 de Marzo. Novena de Fallas. Lleno de "No Hay Billetes". Tiempo apacible con un viento fuerte que molestó durante la lidia.

Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación y comportamiento. Nobles y manejables en conjunto, resultaron justos de casta y raza aunque con una nobleza que los hicieron manejables. El sexto de la tarde un toro muy complicado. Los dos mejores fueron el primero y el cuarto.

Enrique Ponce, oreja tras aviso en ambos.
José María Manza
nares, palmas tras aviso y silencio.
Cayetano, silencio y oreja tras aviso.

Buenos pares de José María Tejero y Curro Javier a primero, cuarto y quinto. Enrique Ponce salió por trigésima quinta vez por la puerta grande.

Valencia (Esp.).- La novena de fallas debía de ser para Enrique Ponce, y todo el público congregado en la plaza, para disfrutar de uno de los dos mejores carteles de la feria, conspiró para que finalmente se lograra el objetivo: izar a hombros al maestro de Chiva. Tarde de cara y cruz la que se vivió en Valencia, donde la gloria en forma de puerta grande se la llevó Enrique Ponce tras dos faenas magistrales y la cruz gloriosa en forma de actuación épica con voltereta espeluznante incluida, se la llevó Cayetano en el q
ue cerraba plaza.

Los toros de la ganadería de Juan Pedro Domecq reseñados para la tarde no se salieron del guión protagonizado en estos últimos años y con una correcta presentación, incluso por debajo de lo exigido en plaza de primera como lo fue el trapío del anovillado quinto de la tarde, adolecieron de casta, fuerzas y raza en líneas generales, si bien destacaron por noble, calidad y un poco más de recorrido los corridos en primero y cuarto lugar, así como también destacó, por muy complicado, el que cerraba plaza.

El maestro de Chiva volvió una vez más a dar una lección de ciencia taurómaca en el día de su decimonoveno cumpleaños de alternativa y lo hizo con dos toros de muy distinta condición pero que en sus manos, benditas muñecas, le sirvieron para cuajar dos faenas perfectas en su concepción, en su técnica, en su pulcritud y su planteamiento. Flojo el primero, a penas picado por la justeza de fuerzas pero con clase para dar y tomar, Ponce lo tocó con suavidad en los cites, y con paciencia y una lucha intermitente por el impertinente viento que hizo acto de presencia, fue cuajando un trasteo en el que fue templando poco a poco la embestida. El juanpedro, que recuperó el fuelle y fue a más sin abandonar la falta de fuerzas durante el trasteo, se templó en las manos de Ponce y éste fue cuajando una obra en la que lo mejor vino sobre la mano diestra cuando pudo alargar la embestida, templarla con suavidad y de forma impoluta resolver la tanda de toreo en redondo profunda y llena de enjundia. Quizás le faltó a la faena un poco más de transmisión por la condición del toro, un tanto anodino y muy condicionado por esas fuerzas, al que no se le pudo bajar la mano a penas, y ya se sabe que si el toreo no es rematado por abajo, en ocasiones éste pierde profundidad. Pero claro, estaba frente a él, Enrique Ponce, y de este modo terminó por cuajar un trasteo pulcro, perfecto, suave, templado a media altura, elegante, ligado, de metraje largo y rematado de una gran estocada. Se le pidieron las dos, pero se le concedió con justeza una oreja. Y con el cuarto fue una faena más compacta, de mayor entidad, profundidad y con varias tandas de toreo excelente. El juanpedro no se salió del guión y también resultó muy justo de fuerzas aunque con nobleza y clase para hacer el toreo suave y templado del que es maestro Ponce. Lo recibió por verónicas templadas, reunidas, cuidando la endeblez del animal y rematándolas con una media que fue lo mejor del recibo de capote como también lo hizo en su primero. Y tras el brindis a la Fallera Mayor de Valencia, a tal brindis tal honor, comenzó por abajo con temple, con poder, con suavidad, con garbo en una serie de toreo en redondo llena de calidad, prestancia y buen son. A más fue su obra, que fue cuajando con tempo, con los tiempos justos para que se repusiera el animal, con mimo, con torería, con garbo y dominio sobre todo por el pitón derecho, mucho más complicado que el izquierdo. De nuevo quizás le faltó intensidad al trasteo por la condición del animal, pero allí estaba Ponce y de nuevo en sus manos, el toro acabó pareciendo otro. Toreo clásico, perfecto, lleno de enjundia donde los mejores momentos vinieron en varias tandas al natural con la cintura rota, alargado el brazo y el temple de los elegidos. Ni una apretura, ni una tensión, todo natural y normal, una delicia, toreo macizo, puro, de quilates en esta ocasión. Y tras estas tandas, el colofón con un toro desengañado por el pitón derecho, un toreo en redondo intenso, cuajado, despacioso aun sin poder bajarle la mano todo lo que él quisiera. La estocada precedida de pinchazo hizo el resto. Puerta Grande para el maestro.

Pero faltaba el complicado sexto y la épica en tarde de clavel, políticos, mujeres guapas y hombres con sus mejores galas para tarde de tanto glamour. La casta y raza torera la puso Cayetano al más puro estilo Rivera. Salió a por todas. Sabía Cayetano que la plaza estaba con él y que Valencia le quiere y literalmente, atropellando la razón tras un brindis emotivo y un tanto provocador a su hermano Francisco se hincó de rodillas y recibió al astado con un arrebatado toreo en redondo. La plaza boca abajo y la tensión disparada. Se rajaba el animal, hacía amagos de querer robarle la vida, le soltó un gañafón por el pitón izquierdo y ahí se vio que la faena era zafarrancho de combate. Cogida espeluznante de impacto brutal, segundos angustiosos en los que la grave cornada de vio, todos en el ruedo buscando el quite providencial y el torero merced al juanpedro. Surgió el milagro. Rota la taleguilla del encuentro con el toro, lastimado el torero giró su mirada hacia el animal y a partir de ahí, subió el diapasón emotivo del trasteo. O tú o yo, debió pensar Cayetano y fue finalmente él. Faena de sentimiento toreo en estado puro y tras la estocada, flamear de pañuelos pidiendo un doble premio a un trasteo épico que devolvía a la Fiesta el sentido glorioso de la victoria de la vida sobre la muerte. Sólo fue una oreja pero el gesto, la gesta y todo lo demás estaban ya presentes. Cayetano también habló en Valencia y lo dejó claro, tampoco viene a pasar esta Temporada como si nada. Con el tercero poco pudo hacer.

Finalmente Manzanares, el deseado, el esperado, el garante de uno de los mejores toreos clásicos de estos últimos años, poco pudo hacer con un lote muy deslucido. Dos silencios demuestran la tarde del alicantino en las fallas. Otra vez será.

Firmado: Alfonso Sanfelíu

Fotografía: Paco Ferrís

José Tomás a hombros en la octava de feria tras firmar una gran tarde de toros.

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Valencia. Domingo 15 de Marzo. Octava de fallas. Lleno de "No Hay Billetes". Tarde soleada y apacible.

Se lidiaron seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo (2º como sobrero, se corrió turno) correctos de presentación y de comportamiento desigual. Flojos en su conjunto, bajos de casta y raza, no molestaron en exceso a los diestros actuantes por lo que algunos, como el segundo fue más claro y sirvió para el lucimiento de igual modo que lo hizo el quinto y el sexto gracias a sus matadores.

Javier Conde, silencio tras aviso y silencio.
José Tomás, oreja tras aviso y oreja tras aviso.
Sebastián Castella, ovación tras aviso y oreja con petición de la segunda.

El madrileño José Tomás salió a hombros. Brindó la muerte del quinto toro de la tarde al maestro de Camas, Paco Camino.

Valencia (Esp.).- Llegó José Tomás a las fallas con todo el papel vendido y lo mejor fue que al igual que el día anterior con El Juli, el de Galapagar protagonizó una actuación en el coso valenciano de las más importantes que se le recuerdan en esta plaza. Tarde importante, de las que pone al toreo a temblar, porque las dos faenas del diestro se cimentaron sobre el toreo que lo hizo maestro y figura allá por el final de la década de los noventa y además en una plaza de primera. Firmeza, técnica, temple, poder, mano baja cuando se podía, sentimiento y gusto torero. Tan fácil de enumerar y tan complicado de realizar ante los toros.

Los seis astados que conformaron el encierro de Núñez del Cuvillo, resultaron correctos de presentación rayando alguno de ellos lo justo para una plaza de primera. Y después, su juego resultó desigual, debiéndole mucho el ganadero a la terna actuante, que supo lucirlos y sobre todo, hacer creer al público que fueron mejores de lo que en realidad resultaron. Toros sosos, flojos, justos de raza y casta que tuvieron nobleza y calidad algunos de ellos, aunque muy poca, la necesaria, para dejar que se lucieran los espadas anunciados. El menos malo el segundo, y con más complicaciones, el quinto y el sexto.

Ante el segundo del festejo el madrileño José Tomás cortó una merecida oreja después de cuajar una faena compacta, redonda, completa, desarrollada con mucha inteligencia, que recordó al José Tomás de los años noventa. Con la capa lo sacó al tercio con solvencia, soltura, eficiencia y temple. El temple necesario para que la endeble embestida del animal no rodara por los suelos. Peleó el de Cuvillo en el caballo con sosería, mansedumbre y desigualdad, aunque ello no fue impedimento para que gracias a su nobleza y las muñecas templadas del francés Sebastián Castella, éste se luciese en un quite por chicuelinas ceñidas y muy emotivas. Después, llegó el madrileño y con seriedad y dejando a un lado las poses y efectos especiales que rodeaban algunas de sus actuaciones, se puso a torear de verdad. Arrancó la faena en los medios con varios estatuarios que dejaron muda a la plaza por su cercanía y quietud. Y a partir de ahí, muleta por delante a media altura para ayudar al toro, y cuando lo tenía embebido en la tela, mano abajo con temple, suavidad y despaciosidad para cuajar de este modo dos tandas en redondo de toreo largo, roto, sentido y mágico. Intensidad en la interpretación del toreo que fue a más, cuando se echó la muleta a la mano izquierda y con temple, suavidad y torería le endilgó varias tandas de buen toreo, con el compás abierto, toreando con los vuelos hasta donde alcanzó la rota cintura. Obra honda y profunda como su toreo a la par que llena de estética y temple que demostró el torero que es José Tomás cuando quiere torear de verdad. Lástima el error a espadas porque podría haber cortado dos orejas, aún así cortó una, con mucho peso e importancia. Y con el quinto se volvió a descubrir, como un torero poderoso y enorme cuando quiere serlo. Este Cuvillo fue brusco y flojo de salida, pero el de Galapagar salió con ánimo y lo toreó muy templado, ganándole terreno y jugando las manos hasta dejarlo fijo en el centro del ruedo. Peleó manseando en el caballo, sin clase ni bravura, saliendo suelto y perdiendo las manos aunque tuvo suerte la res y el ganadero porque en manos de José Tomás y con su muleta pareció después otro toro. Faena de paciencia, técnica, de tempo y tiempo para que se recuperase el animal que fue conformándose como una obra importante del diestro madrileño. Dejó a un lado su efectismo sugestionador de masas y toreó. Lo mejor fue al natural, en dos tandas de mano baja, sentida, llena de gusto y empaque, con la cintura de nuevo rota que enloquecieron al público. Toreo macizo, templado, lleno de sentimiento al que si algo le faltó, fue la pujanza del flojo toro. Un astado que en manos de otro matador no hubiera servido ni la mitad. Abrochó la obra con manoletinas majestuosas y tras ellas montó la espada, volvió a pinchar y cobró una estocada que le valió la oreja con la que abría la puerta grande de Valencia. Hoy, ni un pero a su actuación, a su actitud de figura en plaza de primera y su triunfo. Su paso ha sido un serio aviso a navegantes, tanto a los que ya han actuado como a los que falta por llegar.

El francés tampoco se quiso quedar atrás en tarde para el madrileño y a punto estuvo de encaramarse a la gloria si no llega a ser por la negativa del presidente en el que cerraba plaza. A este flojo y deslucido Cuvillo, Sebastián le cuajó un trasteo firme, de entrega y toreo despojado de aditamentos. Muy ojedista en la concepción e interpretación del toreo optó por el arrimón poderoso que encogió al público por su valor. Faena llena de emotividad y pasión en la que la chispa que le faltó a la res, la puso el francés. Un esfuerzo sobrehumano con el que logró poner la plaza de su parte y rendida a sus pies, firmando una obra importante que por ser rematada con una estocada baja solo se le premió con la oreja. Con su primero también flojo, justo de raza y casta, logró una faena de menos a más aunque nunca terminó de alzar vuelo. Lo mejor, el final ojedista de cercanías con un ramillete de circulares, penduleos y ochos del estilo del maestro de Sánlucar que gustaron y sobre todo mostraron un nuevo Castella. El fallo a espadas le impidió pasear un posible trofeo.

Finalmente Javier Conde no tuvo su tarde. Con el que abrió plaza firmó una faena larga que nunca terminó de convencer y con el cuarto no intentó ni siquiera cuajar trasteo.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Fotografía: Paco Ferrís

Evolucionan favorablemente los dos heridos en esta feria de fallas.

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Valencia (Esp.).- El séptimo festejo del abono fallero volvió a tener su nota negativa, triste y dramática en la tremenda voltereta y cogida que sufrió el banderillero Álvaro Montes de la cuadrilla de Julián López “El Juli” tras parear en el segundo de la tarde. Cuando entró a clavar el último par de este tercio, el astado dio tres derrotes secos y contundentes, dos al pecho y otro más hiriéndole en el muslo izquierdo, que lo dejó al borde la muerte. Todavía recordamos con estremecimiento el gesto inerte e ido del banderillero cuando era retirado de la plaza en brazos de las asistencias.

Hoy, felizmente y sin cumplirse todavía las veinticuatro horas del trágico percance, el Dr. Zaragozá, Cirujano Jefe de la Plaza de Toros, ha comentado a Burladero.com la evolución que está teniendo en estas posteriores y claves horas tras la cogida: “el subalterno Álvaro Montes ha pasado la noche tranquilo, sin complicaciones y restableciéndose de manera satisfactoria -dentro de las lesiones que le ocasionó- el percance de ayer. El traumatismo cráneo-facial, cervical y torácico que ha sufrido está remitiendo y tal y como pudimos comprobar en los estudios de TAC que le realizamos, no existe ninguna anomalía en el paciente que sea consecuencia de este percance. Particularmente creo que, si su evolución sigue de este modo, en dos o tres días lo desplazaremos en ambulancia hasta Jerez de la Frontera para ingresarlo allí, bajo la supervisión del cirujano jefe de la Plaza de Toros de Jerez y que de ese modo, se restablezca de manera satisfactoria y cómoda en su casa, y dentro de su entorno”.


En la cama contigua del Hospital General Universitario, también sigue restableciéndose de su grave cornada el novillero valenciano Antonio Hernández. El diestro resultó corneado el pasado martes por un novillo de Torres Gallego infiriéndole una cornada de 25 centímetros en cara antero-interna del tercio medio del muslo derecho con hemorragia, activa profusa venosa y tres trayectorias calificada por los facultativos como de “muy grave”. Sobre la evolución del novillero valenciano, el Dr. Zaragozá afirmaba lo siguiente a este medio “esta mañana le he quitado el drenaje y el novillero ya está deambulando sin problemas por el Hospital. Si todo va como hasta ahora, seguramente mañana lunes le daremos el alta aunque como es lógico y dada la extrema gravedad del percance todavía tendrá que estar convaleciente al menos durantes dos o tres semanas, para que su recuperación se completa”.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Un Juli en sazón y plena madurez abre la puerta grande con autoridad en fallas.

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Valencia. Sábado 14 de Marzo. Séptima de fallas. Lleno. Se lidiaron dos toros de Jandilla y cuatro (3º, 4º, 5º y 6º) con el hierro de Vegahermosa. Correctos de presentación y juego desigual. Destacó el sexto, un toro que se vino arriba con bravura. Finito de Córdoba, silencio en ambos. El Juli, oreja y oreja. Sale a hombros. El Fandi, silencio y dos orejas tras aviso con petición de rabo. El subalterno Álvaro Montes resultó herido con pronóstico menos grave. Salieron a hombros los diestros El Juli y El Fandi.

Valencia (Esp.).- Hoy sí que se abrió la puerta grande del coso valenciano de par en par para que lo atravesaran a hombros, con una afición entregada, el madrileño Julián López “El Juli” y el granadino David Fandila “El Fandi”. Ambos lograron levantar una tarde en la que los toros de Jandilla y Vegahermosa no dieron un gran juego, si bien algunos de ellos, en manos de sus respectivos matadores, parecieron menos malos de lo que fueron. Sin duda, el mejor fue el sexto, que se vino arriba durante la lidia, a pesar de tener que emplearse a fondo en un exigente tercio de banderillas y que por ello, resultó ser el oasis, en una tarde de toros justos de raza, deslucidos en su mayoría y faltos de fuerza.

El nombre propio de la tarde -sin titubeos- fue Julián López "El Juli" quien dio un golpe de autoridad en Valencia con un triunfo contundente, rotundo, en figura. El madrileño cortó una oreja en cada uno de sus toros y de matar bien, podría haber sido al menos tres apéndices. Su actuación en Valencia y en estas fallas, fue la de una figura que no está dispuesto a que alguien le tosa en su gallinero y por ello, triunfó de manera aplastante. Responsabilizado, entregado en la defensa de su vitola de maestro del toreo y con la mente puesta en esa puerta grande que finalmente se le abrió de par en par, “El Juli” salió a por todas ante un lote deslucido y exigente, al que había que plantearle sendas faenas muy bien estructuradas si se quería abrir esa puerta de la gloria.

Poderoso -portentoso diría yo- el recibo de capote de Julián al segundo de la tarde. Le fue ganando terreno con gusto, con facilidad admirable, con suavidad en el manejo de la tela hasta sacar al jandilla -sin apreturas y con gusto maestro- al platillo de la plaza. Ante un toro mal picado y protestado por el público, El Juli se lució en un quite por chicuelinas y talaveranas que tuvo su réplica enervada en El Fandi, con otro quite idéntico. Astado tardo, mansón, parado, que en banderillas a la salida del tercer par, pr
endió dramáticamente a Álvaro Montes corneándole en el muslo izquierdo y produciéndole un traumatismo cráneo-facial del que afortunadamente se recupera. Espeluznante la voltereta sufrida por el subalterno que hizo temer lo pero al público y cernió una sombra de muerte sobre la tarde que costó mucho de remontar.

Pero allí estuvo el madrileño, y en un alarde de profesionalidad y responsabilidad extrema, tiró de la pesadez del ambiente tras el percance, e hilvanó un trasteo lleno de técnica, buena colocación, temple, suavidad en el manejo de la muleta y gusto. Faena de entrega y ciencia taurómaca que dejó a las claras que El Juli es -con to
da seguridad- un nuevo Joselito del siglo XXI. Una lección de lidia y tauromaquia que sentó cátedra ante un público que se le rindió. Lástima ese fallo a espadas porque posiblemente habría cortado dos orejas. Aunque aún le quedaba otro toro en chiqueros, y ya más tranquilos, sabiendo que su subalterno estaba mejor de lo esperado tras el percance, Juli se inventó una faena de maestro en sazón impensable. Manso en el caballo el toro de Vegahermosa, embistiendo con la cara arriba y sin definirse en los primeros tercios, ante él, Julián, estuvo muy importante. Faena de madurez, entendiendo perfectamente al toro y tirando de él con suavidad y temple, de tal forma que lo fue imantando a las telas hasta poderle con el toreo por bajo. Fue una lección de toreo eficaz, sin alardes efectistas ni aditamentos. Toreo en estado puro con el que se lució por ambos pitones y que remato con muletazos en redondo unidos a varios circulares que pusieron la plaza boca abajo. Qué pena de pinchazo porque el estoconazo posterior podría haberle dado un doble trofeo. Puerta Grande para El Juli y todo el toreo puesto a cavilar.

El granadino Fandi cortó las dos orejas del sexto sobreponiéndose a una plaza que estaba entregada al Juli y bajo el efecto del percance. Desplegó toda su artillería efectista y espectacular el diestro y con sobrada solvencia, David cuajó el único toro bueno de la tarde desde el principio al final. Buen toro el de vegahermosa que no peleó con excesiva bravura en el caballo pero que después se vino arriba en banderillas a pesar de las exigencias a las que fue sometido por el Fandi. Un auténtico lío le formó en banderillas, con la plaza puesta en pie y boca abajo. Hasta cuatro pares colocó y de ahí, a hombros, con una faena que inició de rodillas en los medios y en la que desde ese instante marcó un alto diapasón emotivo. Faena intensa gracias también al toro que rompió a mejor para suerte del torero y del espectáculo. La estocada hasta la bola puso a la plaza volcada con el torero llegándosele a pedir el rabo. Con el tercero poco pudo hacer ante un toro muy poco picado, justo de fuerzas, brusco en la embestida, parado y soso. Se lució en banderillas de forma desigual y después, en la muleta, resultó imposible el lucimiento.

Completó el cartel Finito de Córdoba que pasó por Valencia sin pena ni gloria. Faena larga y sin sentido al primero, muy justo de raza, de igual modo a la que hizo al cuarto, otro toro soso, flojo, renqueante de los cuartos traseros e insulso. Silencio en ambos.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Imágenes: Paco Ferrís

Puerta grande para Rubén Pinar en la sexta fallera.

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Valencia. Viernes 13 de Marzo. Media entrada. Sexta de fallas. Seis toros de Peñajara, serios de presentación y de desigual comportamiento. Destacaron el tercero que fue noble y con clase por ambos pitones y el sexto manejable, aunque lo cuajó el torero. Salvador Vega, vuelta tras aviso y silencio. Luis Bolívar, silencio tras dos avisos. Rubén Pinar, oreja y oreja. El manchego Rubén Pinar salió a hombros por la puerta grande. Se desmonteraron Alberto Martínez y Miguel Ángel García en el tercero de la tarde.

Valencia (Esp.)
.- Al final h
ubo triunfo de puerta grande en la sexta de abono, si bien la puerta grande -propiamente dicha- no se abrió por atascarse su gozne. Sí, han leído bien. Esperpéntico y ridículo el que ha hecho la plaza valenciana con este episodio anecdótico que tuvo que ver cómo el triunfador de este festejo, salía por una puerta ordinaria del coso a hombros.

Sonrojante anécdota al margen, de la que hay que tomar nota para que no vuelva a ocurrir, lo cierto es que en este festejo, el albaceteño Rubén Pinar ha dado un paso al frente en la temporada española, tras firmar una actuación -en conjunto- muy seria, decidida, solvente, compacta y entregada. A tal triunfo colaboró el tercero de la tarde y ayudó, después de convencerlo el diestro, el que cerraba plaza. Con este tercero con clase, nobleza, justeza de fuerzas pero buen recorrido sobre todo por el pitón derecho, Pinar compuso un trasteo medido, en el que se vio cómo el torero goza de una gran claridad de ideas delante de la cara del toro. La mayor virtud del torero durante esta lidia, fue quizás, la paciencia que tuvo para ir poco a poco haciendo la embestida y enseñándole a acometer a la res. Así, con firmeza y Fe en sí mismo, fue hilvanando un trasteo completo por ambos pitones si bien lo mejor vino en el toreo en redondo. Tempo en las entradas y salidas de la cara del animal, distancia para lucirlo y dejarlo reponerse del esfuerzo, además sitio, a la vez que ritmo y dominio en el cite, fueron también las claves de esta faena, que siempre cuidando del animal en la media altura fue, poco a poco, calando en el público. No hubo ni un enganchón en el trasteo y tan solo bajó de intensidad la faena en el toreo al natural. El buen cierre con manoletinas incluidas hizo el resto, para lograr un trofeo que podrían haber sido dos, si no llega a fallar con el estoque.

Pero donde terminó de convencer a todos fue con el que cerró plaza. De otra condición bien diferente al tercero, Rubén Pinar se empeñó en salir a hombros y con arrojo, listeza, paciencia de nuevo y clarividencia fue dándole al toro lo que necesitaba en cada instante. Toro que embistió con la cara a media altura y con la raza justa, y al que Pinar logró cuajar otra faena importante cimentada sobre la base de la técnica y el sitio. Creció como torero a medida que pasaba el tiempo delante de la cara del toro y con él creció la importancia de un trasteo que fue de menos a más hasta culminar en el corte de otra oreja y la puerta grande de Valencia en su esportón.


Abrió cartel el malagueño Salvador Vega que dio una vuelta al ruedo tras matar al primero del festejo. No tuvo una tarde vistosa y por ello pasó por las fallas dejando una extraña sensación que no terminó de convencer a nadie. Con este toro noble y flojo que acabó parado, embistiendo con sosería y sin transmisión, fundamentó una faena larga, de mucho pase pero poco contenido. De igual modo que le ocurrió con el cuarto al que, sin tener maldad en su embestida, le intentó cuajar faena donde no la hubo. Embestidas con la cara a media altura, arrancada corta, y medio pase junto al desarme en el final del trasteo, dan una buena medida de lo que fue su actuación.


Completó el cartel el colombiano Luis Bolívar. Llegaba a Valencia con una gran temporada americana en su esportón, pero muy poco se pudo vislumbrar de aquellos triunfos cantados en este invierno taurino español. Con su primero, flojo, justo de raza y casta, el diestro no estuvo claro de ideas. Cierto es que con una res así, el lucimiento resultó complicado y por ello optó por el toreo fácil, de línea recta, desplazamiento de la embestida y poco fondo, pero se le debería haber visto otra actitud bien diferente ante un toro que no se comió a nadie. Y con el quinto, toro de embestida templada con calidad y buen son, sí que se le vio más convencido en busca del triunfo. Si no llega a fallar con el estoque, podría haber cortado una oreja justa, pero ese fallo y los dos avisos dieron al traste con una faena mucho más maciza, argumentada y torera que la anterior. Quizás si no llegó más al tendido el trasteo fue por la sosería del animal.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Valencia (5ª de fallas): José Calvo corta una meritoria oreja a un gran toro de Fraile Mazas.

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Valencia. Jueves 12 de Marzo. Quinta de abono. Media plaza. Tarde fría y con viento.

Cuatro toros de Valdefresno (1º sobrero, 4º, 5º y 6º) y dos de Hermanos Fraile Mazas (2º y 3º), correctos de presentación. Encierro justo de fuerzas, raza y casta en líneas generales aunque alguno de ellos con clase y cierta nobleza como el tercero. Destacó el segundo de la tarde, del hierro de Hermanos Fraile, un gran toro ova
cionado en el arrastre.

El Califa, silencio tras aviso en ambos.
José Calvo, oreja y saludos tras aviso.

Morenito de Aranda, saludos y silencio.

Valencia (Esp.)
.- La tarde fue para el segundo toro del festejo del hierro de Fraile Mazas y el valenciano José Calvo. No hubo triunfo rotundo vayan ustedes a saber porqué. Quizás faltó intensidad a la faena. Quizás faltó más calidez en el tendido. Quizás faltó mayor entrega, convencimiento y rotundidad en el diestro. Lo que si quedó claro es q
ue “Pretencioso”, que así se llamaba el toro, fue un gran toro al que se le pudo haber cortado posiblemente las dos orejas y solo le cortaron una. Noble, repetidor, con tranco, clase y recorrido fue de los toros necesarios para hacer el toreo despacioso, templado y ligado.

Ya en el recibo a la verónica de José Calvo metió la cara planeando, con temple y calidad que sumadas al juego de muñecas del valenciano, mecieron las acometidas del animal con torería a la verónica. Su pelea en el caballo no fue todo lo brava que se esperaba, echó la cara arriba y dio muestras de falta de fuerzas pero se repuso, y fue a más a lo largo de la lidia. Tal es así, que en la muleta fue otro. Con la cara por abajo, con temple, calidad y transmisión, sirvió para que Calvo fundamentase un trasteo por ambos pitones torero, donde los mejores momentos llegaron sobre la diestra. En redondo pulseó la embestida, acompañó la acometida y se lució, sintiéndose delante de la cara del astado. Faena de menos a más, con intensidad, gusto y buen son que se vino abajo cuando no hubo acople en el toreo al natural. Y ahí, quizás, residió la clave, el punto de inflexión, para no ver el triunfo rotundo que se presagiaba. Nada fue igual a partir del toreo al natural y con un torero luchando por levantar el trasteo de altos vuelos que logró sobre la diestra, todo se desinfló como un castillo de naipes. Calvo acabó su faena con un toreo de cercanías, firmando un buen trasteo medido en el metraje y en su argumentación. La estocada casi entera sirvió para lograr una oreja que supo realmente a poco, mientras el público tributaba una justa ovación al toro en el instante se lo llevaban las mulillas.

Después, con el quinto de la tarde, poco pudo hacer José, ante un toro parado, deslucido y manso. Calvo optó con éste por una faena larga, quizás demasiado, en la que intentó alcanzar el triunfo, pero con un manso
y parado como lo fue el toro, poco pudo hacer. De nuevo se quedó a las puertas de ese aldabonazo necesario para él, si quiere seguir soñando el toreo.

Morenito de Aranda fue el otro nombre propio de la tarde por su toreo perfumado y exquisito a la verónica. Una auténtica lástima no verle con mejor lote de toros, pues en la retina han quedado esas verónicas mecidas, al segundo del festejo, de verdadero aroma a torería. En su primero lo intentó de todas las maneras posibles ante una res parada y justa de fuerzas, aunque con clase, cuando embestía. Era toro de dos pases y el de pecho, demasiado breve para coger vuelo la faena, pero aún así, se pudo apreciar el fondo de buen toreo que atesora Morenito de Aranda. Al natural cuajó lances sueltos de temple, recorrido y suavidad, y cuando el toro se acabó, buscó justificarse con un arrimón valiente aunque ineficaz para lograr el triunfo. La estocada de las de premio. Y en el que cerró plaza, manso, reservón, mirón, de viaje corto y embestida violenta, nada pudo hacer el diestro con él, más que pelearse y justificar su presencia en Valencia. No obtuvo premios en su actuación, pero esas verónicas y esa torería perfumada que tiene, quedaron en la memoria de los buenos aficionados.

Abría cartel El Califa y no fue su tarde. Preocupante la actuación del valenciano que aunque no tuvo lote propicio para faenas de órdago, no es menos cierto que no se le vio lucido en esta tarde. Algún que otro muletazo suelto en el primero bis, y una tanda al natural próxima al mejor Califa, fueron exiguo balance para de quien se esperaba que remontase su carrera profesional en esta feria. Con el cuarto, justo de raza y casta además de flojo, poco o nada pudo hacer. Estuvo muchos minutos delante del animal buscándole las vueltas, pero con un trasteo vacío de contenido y sin transmisión, acabó por dilapidar cualquier atisbo de posible triunfo. Una lástima verlo así.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Vuelven las tertulias taurinas y el ambiente de feria con el Casal de la Diputación

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La Diputación de Valencia abrirá esta noche a partir de las 20:00 horas el Casal Taurino que está instalado en los aledaños de la Plaza de Toros de Valencia. Una iniciativa que ya en las pasadas fallas se puso en marcha con éxito y que este año vuelve a organizarse con el objetivo de potenciar el ambiente taurino en la ciudad y en las propias fallas.

Valencia (Esp.).- Esta noche a partir de las 20:00 horas, el Diputado de Asuntos Taurinos Isidro Prieto, inaugurará oficialmente el Casal Taurino de la Diputación que se ha instalado en los aledaños de la Plaza de Toros de Valencia. El acto inaugural coincide con el inicio del Año Ponce, un ciclo que se alargará hasta el 16 de marzo de 2010 y en el que se desarrollará un programa de actividades y actos para recordar y engrandecer la figura del diestro en su XX Aniversario de alternativa.

Durante este acto de apertura, ASABAF presentará su memoria anual del año 2008 así como su programación de actividades para la temporada taurina 2009, pudiendo los aficionados ver en el mismo casal de la Diputación, la exposición fotográfica sobre Enrique Ponce donde se recogen obras de los compañeros gráficos Javier Arroyo, Paco Villaverde, Juan Carlos Terroso, Julio Maza, Conrado Abellán y Pedro y Rafael Mateo.


Las actividades que a lo largo de los próximos días y en plena feria fallera se podrán disfrutar en este Casal Taurino vendrán de la mano de los críticos y periodistas taurinos valencianos encargados de desarrollar las tertulias del mediodía tras el sorteo de cada día, y también las de la noche, a partir de las 20:00 horas, en el Casal Taurino.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael Mateo


Valencia (4ª de fallas): Oreja para Luis Miguel Casares ante un interesante encierro de Garcigrande.

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Valencia. Miércoles 11 de Marzo. Cuarta de fallas. Algo más de un cuarto de plaza. Tarde de frío y con viento. Se lidiaron novillos de Domingo Hernández (1º, 3º y 6º) y de Garcigrande (2º, 4º y 5º), bien presentados. Destacaron el primero, el cuarto y el quinto de la tarde.

Miguel Giménez, silencio tras aviso y silencio tras petición.
Luis Miguel Casares, oreja y saludos tras aviso.
Rafael Castellanos, silencio tras aviso y silencio.

Se desmonteró, tras parear con efectividad, al primero de la tarde el subalterno José Casanova.

Valencia (Esp.).- El debutante Luis Miguel Casares a punto estuvo de salir a hombros por la puerta grande, si no llega a ser por el fallo a espadas con el quinto de la tarde. Tuvo en su mano el triunfo épico, a sangre y fuego, ante este complicado y encastado animal que le exigió mucho pero con el que Casares no se amilanó, plantándole cara hasta el final. Con este novillo, que fue mejor por pitón diestro que por el avieso izquierdo, Casares logró momentos meritorios, emotivos y entregados sobre la mano diestra, toreando con firmeza a la vez que con temple y cierta pulcritud. Toreo bien diferente al que tuvo que realizar con la zurda, ya que no fue hasta la tercera tanda al natural, cuando logró lucirse sobre este pitón. Precisamente fue en uno de esos cites, donde el novillo acertó de pleno en el novillero y lo prendió de manera espectacular, afortunadamente sin consecuencias. Después, el fallo a espadas hizo que se esfumara la posibilidad de cualquier triunfo rotundo.

Donde sí logró trofeo fue con el primero de su lote. Gazapón el novillo, con la cara a media altura pero mucha calidad en su embestida cuando le podía el novillero, Casares le fue entendiendo y haciendo una faena en la que los mejores momentos llegaron con el toreo al natural. También fue volteado espectacularmente pero de nuevo y afortunadamente, todo quedó en un susto. El trasteo, intermitente en su lucimiento e intensidad, fue tomando cuerpo hasta que con el novillo en tablas y el novillero crecido, concluyó con una estocada desprendida que le hacía acreedor de la oreja del astado.

Después, la tarde fue de los novillos de Garcigrande y Domingo Hernández ya que uno a uno, fueron conformando un encierro interesante, con notables reses, aptas para mayor lucimiento. Los mejores del encierro fueron el primero y el cuarto de la tarde, nobles, con clase en sus embestidas y repetidores, que merecieron mejor suerte en el matador que los sorteó, Miguel Giménez.

De dulce fue el novillo de Domingo Hernández que abrió plaza. Noble con clase aunque un puntito flojo, resultó apto para hacer el buen toreo que se descubrió, cuando su matador tuvo valor suficiente para bajarle la mano y llevarlo con mimo entre las telas. Lo mejor del trasteo de Giménez vino al natural donde se templó, y pudimos ver a un astado humillado y entregado, pero le faltó corazón al novillero, y tan solo pudimos ver al final, pequeñas muestras de esa gran calidad del novillo. Con el bravo cuarto se terminó de descubrir la bisoñez de Giménez. Un astado con calidad a raudales, fijo en las telas, repetidor y con casta que descubrió sus condiciones cuando el novillero se atrevió a torearlo pero que no fue lucido ni aprovechado por su matador. Éste se limitó a tirar líneas con la muleta a media altura, en la media distancia y sin dejar que el astado desarrollara su fondo bravo que atesoraba.

Finalmente, el otro debutante, el novillero Rafael Castellanos, poco pudo hacer con el tercero al que castigaron en exceso en varas, y se la jugó en el sexto, con una res venida a menos que acabó defendiéndose, parada y sin a penas lucimiento. Buscó justificar su debut con picadores en Valencia por la vía épica del arrimón en este que cerraba plaza, pero para entonces, el público estaba ya con la mente puesta en otros menesteres. Se le silencio ambas actuaciones.

Texto: Alfonso Sanfelíu