Un Juli en sazón y plena madurez abre la puerta grande con autoridad en fallas.

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Valencia. Sábado 14 de Marzo. Séptima de fallas. Lleno. Se lidiaron dos toros de Jandilla y cuatro (3º, 4º, 5º y 6º) con el hierro de Vegahermosa. Correctos de presentación y juego desigual. Destacó el sexto, un toro que se vino arriba con bravura. Finito de Córdoba, silencio en ambos. El Juli, oreja y oreja. Sale a hombros. El Fandi, silencio y dos orejas tras aviso con petición de rabo. El subalterno Álvaro Montes resultó herido con pronóstico menos grave. Salieron a hombros los diestros El Juli y El Fandi.

Valencia (Esp.).- Hoy sí que se abrió la puerta grande del coso valenciano de par en par para que lo atravesaran a hombros, con una afición entregada, el madrileño Julián López “El Juli” y el granadino David Fandila “El Fandi”. Ambos lograron levantar una tarde en la que los toros de Jandilla y Vegahermosa no dieron un gran juego, si bien algunos de ellos, en manos de sus respectivos matadores, parecieron menos malos de lo que fueron. Sin duda, el mejor fue el sexto, que se vino arriba durante la lidia, a pesar de tener que emplearse a fondo en un exigente tercio de banderillas y que por ello, resultó ser el oasis, en una tarde de toros justos de raza, deslucidos en su mayoría y faltos de fuerza.

El nombre propio de la tarde -sin titubeos- fue Julián López "El Juli" quien dio un golpe de autoridad en Valencia con un triunfo contundente, rotundo, en figura. El madrileño cortó una oreja en cada uno de sus toros y de matar bien, podría haber sido al menos tres apéndices. Su actuación en Valencia y en estas fallas, fue la de una figura que no está dispuesto a que alguien le tosa en su gallinero y por ello, triunfó de manera aplastante. Responsabilizado, entregado en la defensa de su vitola de maestro del toreo y con la mente puesta en esa puerta grande que finalmente se le abrió de par en par, “El Juli” salió a por todas ante un lote deslucido y exigente, al que había que plantearle sendas faenas muy bien estructuradas si se quería abrir esa puerta de la gloria.

Poderoso -portentoso diría yo- el recibo de capote de Julián al segundo de la tarde. Le fue ganando terreno con gusto, con facilidad admirable, con suavidad en el manejo de la tela hasta sacar al jandilla -sin apreturas y con gusto maestro- al platillo de la plaza. Ante un toro mal picado y protestado por el público, El Juli se lució en un quite por chicuelinas y talaveranas que tuvo su réplica enervada en El Fandi, con otro quite idéntico. Astado tardo, mansón, parado, que en banderillas a la salida del tercer par, pr
endió dramáticamente a Álvaro Montes corneándole en el muslo izquierdo y produciéndole un traumatismo cráneo-facial del que afortunadamente se recupera. Espeluznante la voltereta sufrida por el subalterno que hizo temer lo pero al público y cernió una sombra de muerte sobre la tarde que costó mucho de remontar.

Pero allí estuvo el madrileño, y en un alarde de profesionalidad y responsabilidad extrema, tiró de la pesadez del ambiente tras el percance, e hilvanó un trasteo lleno de técnica, buena colocación, temple, suavidad en el manejo de la muleta y gusto. Faena de entrega y ciencia taurómaca que dejó a las claras que El Juli es -con to
da seguridad- un nuevo Joselito del siglo XXI. Una lección de lidia y tauromaquia que sentó cátedra ante un público que se le rindió. Lástima ese fallo a espadas porque posiblemente habría cortado dos orejas. Aunque aún le quedaba otro toro en chiqueros, y ya más tranquilos, sabiendo que su subalterno estaba mejor de lo esperado tras el percance, Juli se inventó una faena de maestro en sazón impensable. Manso en el caballo el toro de Vegahermosa, embistiendo con la cara arriba y sin definirse en los primeros tercios, ante él, Julián, estuvo muy importante. Faena de madurez, entendiendo perfectamente al toro y tirando de él con suavidad y temple, de tal forma que lo fue imantando a las telas hasta poderle con el toreo por bajo. Fue una lección de toreo eficaz, sin alardes efectistas ni aditamentos. Toreo en estado puro con el que se lució por ambos pitones y que remato con muletazos en redondo unidos a varios circulares que pusieron la plaza boca abajo. Qué pena de pinchazo porque el estoconazo posterior podría haberle dado un doble trofeo. Puerta Grande para El Juli y todo el toreo puesto a cavilar.

El granadino Fandi cortó las dos orejas del sexto sobreponiéndose a una plaza que estaba entregada al Juli y bajo el efecto del percance. Desplegó toda su artillería efectista y espectacular el diestro y con sobrada solvencia, David cuajó el único toro bueno de la tarde desde el principio al final. Buen toro el de vegahermosa que no peleó con excesiva bravura en el caballo pero que después se vino arriba en banderillas a pesar de las exigencias a las que fue sometido por el Fandi. Un auténtico lío le formó en banderillas, con la plaza puesta en pie y boca abajo. Hasta cuatro pares colocó y de ahí, a hombros, con una faena que inició de rodillas en los medios y en la que desde ese instante marcó un alto diapasón emotivo. Faena intensa gracias también al toro que rompió a mejor para suerte del torero y del espectáculo. La estocada hasta la bola puso a la plaza volcada con el torero llegándosele a pedir el rabo. Con el tercero poco pudo hacer ante un toro muy poco picado, justo de fuerzas, brusco en la embestida, parado y soso. Se lució en banderillas de forma desigual y después, en la muleta, resultó imposible el lucimiento.

Completó el cartel Finito de Córdoba que pasó por Valencia sin pena ni gloria. Faena larga y sin sentido al primero, muy justo de raza, de igual modo a la que hizo al cuarto, otro toro soso, flojo, renqueante de los cuartos traseros e insulso. Silencio en ambos.

Texto: Alfonso Sanfelíu

Imágenes: Paco Ferrís