Castella corta una oreja y el palco le niega otra en Valencia.

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Valencia. Jueves 23 de Julio. 4ª Feria de Julio. Casi Lleno.

Toros de Valdefresno y uno (4º) de Fraile Mazas, bien presentados, mansos en líneas generales, justos de raza y casta aunque nobles. Resultaron manejables el 2º y el 5º.

Enrique Ponce, silencio y saludos tras aviso.
Sebastián Castella, oreja y saludos tras aviso.
Miguel Ángel Perera, saludos y saludos tras aviso.

Se desmonteró tras parear al quinto de la tarde Curro Molina.

La deslucida tarde de expectación, del ciclo valenciano con Ponce, Castella y Perera en el cartel, fue finalmente del francés, tras cortar la única oreja de esta cuarta de abono. El encierro de Valdefresno -en sus dos hierros- manso, descastado, siempre aquerenciado a tablas y rehuyendo la pelea aunque con nobleza alguno de ellos, condicionó definitivamente el resultado artístico de la terna. Se quería un triunfo rotundo, más no se produjo, por mucho que se pidió la oreja del quinto para ver salir en hombros a Castella tras una segunda faena entonada y esforzada.

Con el único toro noble y manejable de Valdefresno, lidiado en segundo lugar, Sebastián Castella comenzó su faena por estatuarios sin enmendarse y ayudando a un astado que no andaba sobrado de fuerzas. Siempre con la muleta a media altura por la endeblez del animal, el diestro logró cuajar una labor completa donde lo más destacado llegó en el toreo en redondo sobre la mano derecha. Lo intentó también sobre la zurda, más el toro se paró y a partir de ahí, terminó inventándose una nueva faena en terreno de cercanías con aires de toreo ojedista y valerosa entrega. Con el toro aquerenciado en tablas cobró una gran estocada que le valió una merecida oreja. Y con el manso y descastado quinto, salió a por la puerta grande con pasmosa tranquilidad, firmeza y confianza. Castella no pudo lucirse en el capote por desarrollar el astado un comportamiento similar al de sus hermanos de corrida. Sin fijeza, con la cara alta, despistado y con marcada querencia a tablas, fue por eso por lo que resultó complicado encontrar lucimiento alguno en los primeros tercios. Sólo Curro Molina lo logró tras parear a este toro, lo que le valió desmonterarse ante el público valenciano. Picado con dos fuertes varas a favor de querencia, se medio templó la acometida del animal, que solo sirvió para el comienzo de faena. Trasteo iniciado en los medios, con una madeja de pases cambiados que tuvieron su continuidad en varias series con temple y mano baja sobre la mano diestra. Fue lo más vibrante de una faena que solo lució en estas tandas en redondo. El de Valdefresno no aguanto la exigencia de la lidia y como sus hermanos, se vino abajo cuando el francés intentó lucirse al natural. Rajado el toro y pidiendo la rendición completa, Castella aprovechó de nuevo para meterse entre los pitones, alargando la faena y rematándola de una estocada defectuosa argumento que le valió al presidente para negarle la oreja pedida con mayoría e insistencia por el público.

El extremeño Miguel Ángel Perera sorteó un tercero sin emoción que salía desentendido de las suertes y tuvo las fuerzas justas. Esfuerzo el del torero por anular las querencias de la res, planteando una faena en los medios, que logró sus mejores momentos cuando con la muleta puesta en la cara del animal, le ligó algún pase vistoso. Faena trabajada de Perera que por el fallo con la espada no tuvo premio. Con el que cerró plaza se lució a la verónica en el saludo con lances de mano baja y suave temple. El de Valdefresno fue otro toro deslucido con el que intentó una faena larga y de intermitente intensidad: Siempre acompañando la embestida de un toro que buscaba la huída, fue un trasteo condicionado por la poca gracia del animal, su inexistente emoción y exiguo recorrido. El público, decepcionado por el conjunto de la tarde, pidió que abreviase, saludando a la ovación con la que se premio su esfuerzo y ejercicio de responsabilidad.

Abría plaza Enrique Ponce que en su única actuación en la Feria de Julio, pechó con otro lote de mansos huidizos de Valdefresno y Hermano Fraile Mazas. Imposible cualquier intento de faena con el primero y muy pocas opciones con el cuarto. Aun así, con este de Hermanos Fraile Mazas, un ejemplar muy ofensivo y manso como el resto del encierro Ponce se gustó en el inicio de faena por bajo donde lo que más destacó fueron los destellos, retales, chispazos que dejó de su toreo magistral. Faena intermitente debido a la condición del toro que tenia media arrancada lo que obligó a una faena de medios muletazos, a media altura y siempre, tratando de taparle la salida al abrigo de las tablas. El trasteo no terminó de tomar vuelo y su fallo a espadas dejó en saludos su paso por la feria.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Percance de Carlos Durán.

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Martes 21 de julio. 3ª de la Feria de San Jaime. Un tercio de plaza.

Un novillo de Los Chospes (1º) y cinco de María José Barral (6º bis) desiguales de presentación. Justos de raza, casta y de fuerzas en general. 3º y 4º manejables.

Dámaso González (verde botella y oro). Silencio, silencio en el que mató por Carlos Durán y silencio tras aviso.
Luis Miguel Casares (morado y oro). Silencio, silencio y silencio tras aviso
Carlos Durán (marrón y oro). Resultó cogido en su primero.

Se desmonteró El Ruso tras parear al tercero. Parte médico de Carlos Durán: "Fractura desplazada del tercio distal de radio derecho, conocida como fractura de Colles. Se le redujo en la enfermería la lesión, bajo anestesia local, colocándosele una escayola. Pendiente de estudio radiológico. Pronóstico grave. Trasladado al Hospital La Fe".

La cara y la cruz de la segunda novillada de feria la protagonizó el valenciano Carlos Durán al sufrir una voltereta tremenda, cuando finalizaba la faena del tercero de la tarde. Percance que le supuso la fractura del tercio distal de radio derecho, lo que le privó de redondear, el trasteo más completo del festejo. Con uno de los únicos novillos de Barral que sirvió, Durán se lució en los lances de recibo a la verónica toreando con temple y mano baja a una res que tuvo las fuerzas justas pero nobleza y clase en buenas dosis. La calidad y gusto en la interpretación de su toreo, no las abandonó en toda la faena, empezada por estatuarios sin obligar al endeble novillo, para torear más tarde con sinceridad y clasicismo por ambas manos y siempre a favor del astado que se vino a menos en el último tramo del trasteo. Duran cuajó tandas en redondo y al natural siempre a media altura pero con clase, echando la muleta por adelante y enganchando la embestida sin enmendar terreno. Cuando intentaba engarzar un circular, le perdió la cara al novillo siendo volteado y fracturándose la mano derecha. Una pena porque tuvo el triunfo muy cerca.

El otro novillo manejable, del descastado, flojo y desrazado encierro de Barral con un remiendo de Los Chospes, le correspondió a Luis Miguel Casares. Este cuarto resultó manejable, y con él, Casares anduvo sobrado de facultades, muy por encima del novillo, cuajando una faena completa por ambos pitones en la que administró muy bien los tiempos e intentó lucirse siempre, interpretando un concepto del toreo clásico y de buen gusto. Su fallo a espadas malogró un trofeo. Con el que abrió plaza de Los Chospes, un oponente noble, flojo, justo de casta y fuerza y con medio recorrido fue casi imposible lucirse. Lo mejor, una estocada entera, perdiendo la muleta. Y con el cerró el festejo, sobrero también de Barral sexto, volvió a estar correcto intentando lucirse por todos los medios ante un novillo parado, mirón y que gazapeaba.

El manchego Dámaso González no tuvo demasiadas opciones ante un animal desrazado y parado y un quinto de igual condición venido a menos. A este le realizó la labor más entonada de las dos que protagonizó intercalando efectos damasistas con toreo, a ratos, un poco lucido.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Importante Alberto López en la sin caballos.

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Lunes 20 de Julio. Novillada sin picadores. Festejo fuera de abono. Media plaza.

Seis erales de los Herederos de Salvador Guardiola, desiguales de presentación y juego. Destacó el segundo con calidad y nobleza que fue ovacionado en al arrastre.

Jesús Chover (nazareno y oro). Saludos tras dos avisos y oreja.
Alberto López (grana y oro). Saludos tras dos avisos y oreja tras aviso.
Juan Cervera (grana y oro). Oreja con protestas y silencio tras aviso.

La novillada sin caballos de San Jaime descubrió en esta plaza, al madrileño Alberto López. Novillero de corte clásico, demostró que a pesar de estar todavía haciéndose, piensa con mucha claridad delante de la cara del novillo. Torero de temple, gusto y suavidad en el manejo de las telas, sólo el mal uso de la tizona malogró un triunfo claro y rotundo en Valencia. Ante el novillo más noble del encierro, cuajó una faena completa por ambos pitones en la que terminó aprovechando hasta la última arrancada de la res. Suavidad, temple y a la vez firmeza fueron las claves de un trasteo largo aunque bien estructurado y con calado en el público. Con el deslucido quinto volvió a demostrar sus virtudes ante las complicaciones del animal, cortando un trofeo. Igual premio lograron Chover y Cervera. Bullidor el primero y frío y académico el segundo, buscaron un triunfo que se quedó en el intento.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Oreja para Marín y Pascual Javier en la novillada de Valencia

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Domingo 19 de julio. 2ª de abono de la Feria de Julio. Un cuarto de plaza Cinco novillos de Martínez Pedrés y uno de Salvador Guardiola (4º como sobrero al correrse turno en el 1º), desiguales de presentación, justo de raza y de fuerzas en conjunto. 6º tuvo clase y casta. Pesos: 536, 488, 482, 440, 475 y 439. Pedro Marín (grana y oro). Silencio tras aviso y oreja tras aviso. Pascual Javier (grana y oro). Oreja y silencio. Antonio Hernández (blanco y oro). Silencio y palmas.
El subalterno José Manuel Montolíu se desmonteró tras parear al sexto. Destacó en la brega José Casanova así como César Fernández en el quinto.

La primera novillada del ciclo valenciano, vino marcada por el comportamiento de las reses de Martínez Pedrés, justas de fuerzas y con bondad pero incluso inválidas como el primero devuelto. Tan sólo el novillo que cerró plaza, destacó por su calidad y fija acometida cuando se le presentó la muleta por delante y con decisión. Sus primeras arrancadas ante las telas reconcilió al público con la emoción de la Fiesta.

El valenciano Pascual Javier fue uno de los novilleros que logró cortar un trofeo ante un novillo flojo que no descolgó ni se empleó desde que salió por los chiqueros, pero que tuvo movilidad en el transcurso de su lidia. Con el capote se le coló hasta en dos ocasiones por el pitón derecho, mostrando una condición de manso que acabó por desarrollar complicaciones, embistiendo a media altura y siempre con medio recorrido. Aún así, Pascual Javier firmó una faena bien estructurada y completa, entendiendo al novillo en un trasteo de menos a más, donde lo mejor llegó al final, en varias series en redondo. Si la faena no tuvo excesiva emoción esto fue resultado del anodino comportamiento del animal, que si bien se movió, no tuvo vibración en sus acometidas. Sin duda, Pascual Javier estuvo inteligente y por encima de la condición de la res. Después, con el quinto se lució a la verónica, meciendo la embestida y bajando las manos en un recibo capotero que fue lo mejor y más artístico de la tarde. Tras un puyazo fuerte, el novillo se aplomó en el último tercio y ante él, el joven espada hilvanó un trasteo firme y voluntarioso ante un ejemplar también descastado que acabó parado.

El manchego Pedro Marín fue el otro novillero que logró cortar trofeo y lo hizo después de una faena tesonera, voluntariosa, paciente y seria con el cuarto del festejo. Cuajó un pulcro recibo con la capa a un novillo justo de fuerzas y al que castigaron en exceso en el caballo. Quizás ese castigo fue lo que hizo que el de Guardiola se viniera abajo a medida que pasaban los minutos. Pero ante él, el manchego echó mano de su oficio y paciencia hasta el punto de cuajar lo mejor sobre la diestra siempre con la muleta a media altura y aprovechando el corto recorrido. Faltó temple y pillarle el aire al novillo en algunos instantes del trasteo, pero la entrega que demostró y las últimas tandas en redondo más lucidas junto a la estocada entera, le valieron para cortar la oreja. Antes, con el primero bis, los momentos más vistosos los firmó con la capa a la verónica jugando bien los brazos y ganando terreno. Lo mejor en la muleta llegó al natural, si bien al de Pedrés le costaba embestir. El albaceteño lo intentó llevar metido en la muleta, en un trasteo largo y sin emoción.

Completaba cartel Antonio Hernández, hijo de El Melenas, que ha pesar de que quiso, nunca se acopló con su lote. Faena sin argumentos en el primero y con el sexto dejó lo mejor de su actuación en las primeras series sobre la diestra. A este colorado de Pedrés con calidad y fijeza cuando se le llevaba con la cara tapada y mano firme, le pudo cuajar varias tandas en redondo, llenas de emoción y arrebatadas que despertaron del aburrimiento al respetable. Faena corta pero intensa con una segunda parte venida a menos. Mató mal y eso le privó de un posible trasteo.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís

Lección magistral de Hermoso de Mendoza en Valencia.

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Valencia. Sábado 18 de julio. 1ª de Feria de Julio. Casi lleno.

Toros de Fermín Bohórquez, reglamentariamente despuntados, nobles en líneas generales aunque justos de raza y parados.

Fermín Bohórquez, saludos en ambos.
Hermoso de Mendoza, oreja con petición de la segunda y dos orejas.
Diego Ventura, saludos y oreja con petición de la segunda.

Llegó el navarro Hermoso de Mendoza a Valencia y pasó por la capital del Turia como un ciclón, aunque eso sí, templado, suave e interpretando un toreo que sólo los escogidos pueden realizar tras veinte años de alternativa. Toda una lección de lo que es el rejoneo, cuajando una completísima tarde donde el Estellés ha cortado tres orejas de muchísimo peso con las que ha vuelto ganar a Diego Ventura en su pugna por el actual cetro del toreo.

Tarde completa, de las de tomar nota los que quieren emular los pasos de Hermoso de Mendoza porque con un lote deslucido, parado aunque noble, logró una actuación llena de gusto, torería, entrega, valentía y sobre todo toreo, mucho toreo del caro. Con muñecas de seda templando las cabalgaduras de lujo que posee y las embestidas de los toros de Bohórquez, Hermoso cuajó en su primero una lidia completa a lomos de Dalí, Chenel, Ícaro y Pirata. Importante, por templado y bien entendido, el recibo del toro con Dalí, parando a la res en terrenos de cercanías hasta arriesgar sin despeinarse, con el único rejón que administró en el primer tramo de esta lidia. Y después, con Chenel, explotó cuajando momentos brillantes, sobre todo con las banderillas toreando a dos pistas y cambiando los terrenos por los adentros en apenas un metro cuadrado. Con Ícaro siguió la línea ascendente de la faena, colocando otras dos banderillas citando muy de frente y luciéndose tanto el navarro como el caballo. Logró de este modo, que la plaza se pusiera boca abajo para rematar con un epilogo vibrante con las banderillas cortas. Un rejón trasero y efectivo fue lo único que le impidió cortar el segundo trofeo.

Y con el quinto, P
ablo también estuvo a gran altura con un toro soso y parado al que templó en el galope a dos pistas. A lomos de Silveti cuajó un par de banderillas vibrante de igual manera que lo hizo con Caviar. Con esta montura y siempre en terrenos muy comprometidos, logró templar en todo momento al toro, dándole además todas las ventajas por los adentros. Al Bohórquez deslucido, lo fue haciendo poco a poco en una faena que tuvo las virtudes del valor, el temple y la suavidad. Salió con Pirata a rematar su actuación y haciendo llegar mucho al toro, clavó al estribo un par de cortas. El rejonazo de ley le valió las dos orejas incuestionables.

Diego Ventura salió derrotado del encuentro con el navarro en escenario de primera como es Valencia. Sus errores imperdonables con el rejón de muerte le hicieron cruzar el ruedo a pie y con gesto contrariado, consciente del varapalo infligido por el estellés con las únicas armas del toreo puro, ortodoxo y templado hasta lo excelso. Firmó una faena muy emocionante y templada a ratos en el primero de su lote, más deslucido que el que cerraba plaza. Trasteo de gran altura en respuesta a la actuación de Hermoso, con este toro soso que cortaba el viaje pero que fue noble y con el que el rejoneador hizo lo imposible por triunfar. El fallo con el rejón le impidió cortar una oreja.

Y con el que cerró plaza salió Ventura con Girasol a por todas, recibiéndolo con sobriedad, templanza y torería muy diferente al eclecticismo al que acostumbra a sus partidarios. Lo mejor de su faena lo realizó con Manzanares, clavando pares por los terrenos de los adentros y luciéndose en la salida del toro con un toreo que se movió entre la pureza y lo eléctrico. Con Distinto, los pares al quiebro pusieron boca abajo la plaza, mientras que con Ginés clavó muy reunido. El rejón caído y el fallo reiterado con el descabello, impidió que acompañara a Hermoso de Mendoza por la primera puerta grande de la Feria de Julio.

Completó cartel el jerezano Fermín Bohórquez que cuajó una actuación muy académica, pura y también fría, lo que no llegó a calar en el ánimo del público. Faenas completas en conjunto, a las que les faltó además la emoción del toro. Saludos en ambos.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís