Oreja para Marín y Pascual Javier en la novillada de Valencia

.
Domingo 19 de julio. 2ª de abono de la Feria de Julio. Un cuarto de plaza Cinco novillos de Martínez Pedrés y uno de Salvador Guardiola (4º como sobrero al correrse turno en el 1º), desiguales de presentación, justo de raza y de fuerzas en conjunto. 6º tuvo clase y casta. Pesos: 536, 488, 482, 440, 475 y 439. Pedro Marín (grana y oro). Silencio tras aviso y oreja tras aviso. Pascual Javier (grana y oro). Oreja y silencio. Antonio Hernández (blanco y oro). Silencio y palmas.
El subalterno José Manuel Montolíu se desmonteró tras parear al sexto. Destacó en la brega José Casanova así como César Fernández en el quinto.

La primera novillada del ciclo valenciano, vino marcada por el comportamiento de las reses de Martínez Pedrés, justas de fuerzas y con bondad pero incluso inválidas como el primero devuelto. Tan sólo el novillo que cerró plaza, destacó por su calidad y fija acometida cuando se le presentó la muleta por delante y con decisión. Sus primeras arrancadas ante las telas reconcilió al público con la emoción de la Fiesta.

El valenciano Pascual Javier fue uno de los novilleros que logró cortar un trofeo ante un novillo flojo que no descolgó ni se empleó desde que salió por los chiqueros, pero que tuvo movilidad en el transcurso de su lidia. Con el capote se le coló hasta en dos ocasiones por el pitón derecho, mostrando una condición de manso que acabó por desarrollar complicaciones, embistiendo a media altura y siempre con medio recorrido. Aún así, Pascual Javier firmó una faena bien estructurada y completa, entendiendo al novillo en un trasteo de menos a más, donde lo mejor llegó al final, en varias series en redondo. Si la faena no tuvo excesiva emoción esto fue resultado del anodino comportamiento del animal, que si bien se movió, no tuvo vibración en sus acometidas. Sin duda, Pascual Javier estuvo inteligente y por encima de la condición de la res. Después, con el quinto se lució a la verónica, meciendo la embestida y bajando las manos en un recibo capotero que fue lo mejor y más artístico de la tarde. Tras un puyazo fuerte, el novillo se aplomó en el último tercio y ante él, el joven espada hilvanó un trasteo firme y voluntarioso ante un ejemplar también descastado que acabó parado.

El manchego Pedro Marín fue el otro novillero que logró cortar trofeo y lo hizo después de una faena tesonera, voluntariosa, paciente y seria con el cuarto del festejo. Cuajó un pulcro recibo con la capa a un novillo justo de fuerzas y al que castigaron en exceso en el caballo. Quizás ese castigo fue lo que hizo que el de Guardiola se viniera abajo a medida que pasaban los minutos. Pero ante él, el manchego echó mano de su oficio y paciencia hasta el punto de cuajar lo mejor sobre la diestra siempre con la muleta a media altura y aprovechando el corto recorrido. Faltó temple y pillarle el aire al novillo en algunos instantes del trasteo, pero la entrega que demostró y las últimas tandas en redondo más lucidas junto a la estocada entera, le valieron para cortar la oreja. Antes, con el primero bis, los momentos más vistosos los firmó con la capa a la verónica jugando bien los brazos y ganando terreno. Lo mejor en la muleta llegó al natural, si bien al de Pedrés le costaba embestir. El albaceteño lo intentó llevar metido en la muleta, en un trasteo largo y sin emoción.

Completaba cartel Antonio Hernández, hijo de El Melenas, que ha pesar de que quiso, nunca se acopló con su lote. Faena sin argumentos en el primero y con el sexto dejó lo mejor de su actuación en las primeras series sobre la diestra. A este colorado de Pedrés con calidad y fijeza cuando se le llevaba con la cara tapada y mano firme, le pudo cuajar varias tandas en redondo, llenas de emoción y arrebatadas que despertaron del aburrimiento al respetable. Faena corta pero intensa con una segunda parte venida a menos. Mató mal y eso le privó de un posible trasteo.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Imágenes: Paco Ferrís